Hay veces que no salen palabras bonitas, ni indirectas super filosóficas que sólo yo entiendo, días sin inspiración que te dejan en la estacada, tu y tus pensamientos sentados a la par, sin saber que decir, como una conversación de ascensor, sin entender la situación y forzandote a ti mismo a seguir algo que no sabes si quieres seguir.
A pesar de todo eso, de mentirte a ti mismo, de seguir sin fuerzas, sin aclarar tu vida después de mil buenos consejos que decidiste no seguir, a pesar de todo eso y de más, tienes que intentar abstraer tu mente de todos esos sinsentidos que te hacen sentirte mal, lograr evadirte de aquello que te revienta por dentro es una de las cosas más difíciles que puede haber, pero siempre habrá alguien a quien no le sea nada pesada la carga que te has auto-otorgado, que te recogerá a pesar de que no quieras recuperarte, que tus manos no sean más que parte de las suyas.
Y en ese momento puedes darte cuenta de lo que tienes delante, de encontrar a una persona que, en cualquier aspecto, sea importante para ti.
La vida está llena de sinsentidos, pero desde siempre nos han hecho ver que mil cosas buenas valen menos que la mitad de una decepción, y en realidad son las ironías sin pies ni cabeza las que te hacen estar y ser como tu quieras, que en ti hay algo más que entrañas y malos recuerdos, cuando quieras verlos, quizás mi meta haya acabado, y ya no sea necesaria mi presencia para hacerte ver lo bueno de todo, o puede que seas tu quien me hará ver que hay detrás de mí, pero seguiré luchando siempre, y ser un simple mercenario que se vende al mejor postor que pueda pagarle con la mejor de todas las sonrisas.
"Me cansé, de buscar aquí, de enredar en un arcon tratando de leer mi pasado entre cuatro folios maltrechos que llaman recuerdos. Y lo tiré todo, lo mandé a la mierda por no poder ya ni respirar del peso de cuatro folios, y en mi arrebato de ira se fue todo, y mientras, sudando en medio de aquél sotano, con no sé cuantos papeles volando, oí el metal contra la madera y busqué, y encontré el recuerdo que me hacía falta, un recipiente vacío, una caja por llenar, un nuevo recuerdo con el que vivir nuevas experiencias y guardarlas en el, dejar de rebuscar en mi pasado para complacerme y comenzar a rellenar el presente en aquel objeto. Encontré un trozo de metal, del tamaño de poco más que mi dedo pulgar, encontré un ancla, detenerme en el tiempo, y observar que de bueno hay en todo, y quedarme, sólo un ratito de eternidad sentado en aquel mar de arena".
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