domingo, 13 de agosto de 2017

En primera línea

Como soldados en primera línea, cebos a pie de trinchera, nos enfrentamos al tiempo, a la vida, a la trascendencia, al querer, al rechazo...
Somos peones al servicio de nuestra psique, que nos traiciona y abandona en el peor momento, nuestra labia y saber estar, curtidos en tantas batallas, se desmoronan como un castillo de naipes en un huracán. Asi sucede al encontrarnos en una situación que no sabemos controlar, nuestra mente en constante funcionamiento se para y se traslada a otro lugar, en función de que nos transmita ese momento. Al oscuro abismo de nuestros miedos mas profundos, al precioso recuerdo de niño, al caos degenerado de nuestra locura, al tranquilo mar de nuestra serenidad...
Continuamente nuestra mente se traslada, se mueve de lugar y eso asusta. Quizás la playa más preciosa parece un cementerio y el amanecer mas luminoso acaba ensangrentado. Por ello somos idiotas, por ello nos odio, por algo tan simple como el miedo
Por todo esto y mas me regocijo, porque compartir el campo de batalla con un compañero es un regalo. Porque compartir los miedos de nuestra vida contigo siempre se convertiran en paraisos. Porque mi mente siempre se traslada a los parajes mas insospechados y bellos que jamas he imaginado.

La historia continua
La tristeza muestra las cartas,
Como siempre juega la baza ganadora en esta partida.

Aprendí de todo, y de ella
A hacer trampas y jugarretas
Mi espía sigue dandome respuestas, así volvimos a ganar a la tristeza.



14 veces dedicado a una persona.




martes, 14 de febrero de 2017

Agradecido

Sigo sin acostumbrarme, sigo sin pensar que es así, que pudiese ser, que sí o que no. Sigo pensando en los relativos, en los condicionales, en los imperfectos y los futuros simples.
En definitiva todo esto se transforma, todo varía casi tan deprisa que ni te das cuenta que empiezas a andar en un hipotético y metafórico camino que se acaba en la muerte, te acabas olvidando de si mañana de si ayer, importando poco las piedras del medio, los baches, los árboles donde sentarse a pensar o los bancos donde descansar.
Por eso estoy agradecido, por dejarme ver todos los pequeños detalles de los cuales me siento orgulloso de ver, por el mundo entero, la millonada de cosas preciosas, las miradas y gestos, en definitiva el infinito amor que hay detrás de un "te quiero".
Solo pido seguir así, pido ocupar el espacio que encierra tu olvido, intentar tallar de por vida nuestro nombre en tu memoria. Quiero seguir con la tontería, quiero volver a volver a volver. Quiero sentir que estamos escribiendo nuestra propia historia, quiero que me la cuentes una y otra vez. Quiero esconderme bajo el fuerte de las sábanas y nuestro respirar.
No me dejes pensar en que habrá un "ojalá hubiera...", una despedida o pensar que alguna vez dejarán de repetirse los ratos que a día de hoy pasamos
Hoy he decidido escribirte porque sé que te encanta, porque hay que mimar, porque la vida deja marcas, heridas y cicatrices, y aunque nuestra cara no lo demuestra el alma sí.
Mirar a los ojos es precioso, pero solo cuando se ve a través de ellos, se mira el alma y, a pesar de las marcas, te sientes en calma.

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Volverán las nubes silbando lluvia
Volverán a subir las olas de rabia
Seguirán estando los charcos en el suelo
Podrás ver nieve a tu alrededor.
Volverá el viento a azotar los árboles
En definitiva volverá, vendrá la tempestad
Pero no te preocupes, que aunque el mundo arda
Yo estaré para cuidarte para que jamás te pase nada

jueves, 17 de marzo de 2016

No fue culpa mía

Si se pararon las agujas del reloj
No fue culpa mía
Si se detuvo el carromato de sueños
No fue culpa mía
Si no se regaron las rosas
No fue culpa mía
Si me acribillaron las espinas
Te juro que no fue culpa mía

Me cansé de que me olvidarán las sábanas
De que me olvidaran los recuerdos
Del aceite hirviendo en mi corazón
Del humo a solas sin rozar tu cara
Gritando vuelvo a mirar los descosido
Te juro que no fue culpa mía

Me ardieron las manos del hielo
Y se fundió la madera de mi pecho
Dejando entrever al cielo el suelo
Si quieres gritar, lo siento
Este galgo no gana desde hace tiempo
Y en alquitrán me baño
Para decirte el te quiero más sucio y sincero que pudieron ladrar mis labios

Entre las notas de este saxofón me vuelo
Voy y vuelvo, entre el huracán me siento
Dando gracias al infierno
Que sin su calor no seria lo mismo
Que en mis ojos tu abismo
 Y como siempre, repito
No fue culpa mía que mi vida, fuera contigo


martes, 3 de noviembre de 2015

Recordar

Puedo sentir como todo es como es, que por todas partes todos piensan, les observo y me doy cuenta que nada a cambiado desde hace mucho tiempo. Las personas maduran, algunas de una manera y otras de otra, pero sigue siendo igual.
Yo soy el primero, el que siempre se ha considerado un duro, pero es débil de corazón, independiente pero necesitado de tantas cosas que un corazón necesita, que a veces se me olvidan. Como siempre miro el humo nadar sobre la atmósfera de mi habitación, sigo su recorrido hasta que se esparce, extendiéndose entre el oxígeno y demás moléculas que se suponen que están ahí, pero no vemos. Sigo intentando explicar cada detalle, hasta lo más ínfimo, utilizando palabras jodidamente repelentes con un toque sarcástico que al final sólo yo entiendo. Tengo mil cosas pendientes de hacer, decir, vivir, sentir, llorar y reír, entre otros tantos sentimientos. A veces se me olvida quien soy, y suele ser lo de siempre, la Luna. Es Ella quien me recuerda por qué estoy aquí, por qué luchar y por qué seguir donde sigo.
Hay cosas destinadas a no cambiar y hay otras que deben cambiar para seguir su destino.
Recordar quien fuiste es recordar quien eres, no dejarte escapar de ti mismo. Estoy un tanto cansado de un mundo que se miente a si mismo y, más aún,  de un mundo que se sincera ante sí mismo y no hace absolutamente nada para cumplir lo que se autoconfiesa.
Vivimos en una contradicción continua, donde hacemos lo que sea por mantener contento a miles, cientos o una persona y nunca entramos nosotros entre ellas, cuando se supone que lo que vivimos es nuestra vida, y la vivimos para complacer a los demás, debería ser que nuestra propia escalada hacia la felicidad hiciera sentirse bien a miles, cientos o una persona.
Al final nada cambia y todo sigue igual, todos tienen demasiado miedo, y yo el primero. Sólo deseo no convertirme en aquel muchacho de aquella historia que escapaba de todo lo bueno que se le ofrecía por miedo, ese que, alguna vez dijeron, probablemente con certeza, que era yo.

jueves, 22 de octubre de 2015

Luna de octubre

Como siempre, el tiempo viene a recordarnos quienes somos, si fuimos grandes o pequeños, pringados o populares, optimistas o pesimistas. Desde siempre el temporal de octubre me recuerda lo mismo, a la Luna, la que me hablabas, la que inventamos aquellos años de niño, la que queríamos hacer nuestro mundo, nuestra ilusión, y se quedó en arena y aire que se deslizó entre nuestros dedos y la gran distancia que había entre ellos.
Me resultó tan difícil salir de ello, olvidar lo que no puedes y darte cuenta que necesitas asimilarlo, vivir con todos los errores y las consecuencias que traen consigo, la confianza que se pierde, la gente que se va, o simplemente poder decir "adiós".
Con el tiempo perderé la cuenta de los años que van, que se me podrá olvidar con la edad pero te hice decenas de fotografías y formé el cuadro de tus sonrisas, tonterías, tus historias; en definitiva, de ti, y jamás podré olvidarte a ti y que tú y los accidentes me han enseñado a vivir.
Por último decir adiós otro año más y, por supuesto, gracias. Gracias por ser mi necesidad ilógica dentro de mí mundo racional, todos creemos en algo que no se puede demostrar a pesar de que sepamos que no es real, pero nos hace sentir bien, y para mí, sigues siendo tú, que te convertiste en mi luna de octubre, que siempre me vigila.

"Solté el cigarro con una muesca de desprecio en el cenicero, sin cuidado, mezclándose con la ceniza, me quede mirando a aquella botella mientras sonaba aquella canción típica de la cual hay miles de copias en otros estilos casi iguales.
Mientras me fijaba en el bamboleo del líquido en la botella no podía de parar de pensar en ti, si estarías orgullosa, si estarías contenta, si me solucionaría tu simple presencia o una palabra tuya mis problemas.
Seguí mirando la botella cuando me quedé dormido, con un trozo ya infumable de cigarro y la botella a medias, tirado en el sofá y contento de dormir sin pensar en nada.
En mi tranquilo reposo algo me despertó y sentí que algo me acarició el pelo. Cuando pude abrir los ojos juré ver tu pañuelo esfumarse por la ventana, tu pelo corto y el brillo del piercing de tu labio... juré verlo y salí a buscarte, lo único que conseguí fue chocarme con la bicicleta, y una sensación extraña. Dicen que la locura es una enfermedad, pero bendita sea si me hace tener esa sensación.
Sacar algo positivo fue siempre mi especialidad y mi mente me jugó aquel día una buena pasada, me recordó como eras y que siempre estarás cuidándome de mis malas noches.
Locura? Es sólo un chute de sensaciones que te provoca alucionaciones, cada uno que se las administre como quiera y las analice como desee."
Gracias A.

lunes, 8 de junio de 2015

Al final estoy donde debería estar, soy feliz y no tengo ningún problema en admitirlo, en buscar los caprichos que puede ofrecerme un universo que no tiene nada que esconderme.
Todos acabamos donde debemos, y quizás sea aquí o en otro lugar con más o menos gente, con una orquesta clásica o con psicofonias extrañas sacadas de cualquier película de terror, pero piense lo que piense, todo es feliz, todo es algo bueno y por fin puedo dejar de sonreír para empezar a reír. Porque hasta las canciones tristes tienen un punto optimista, y no se cuantos químicos estarán rondando por mi cabeza, pero he descubierto que la droga más efectiva contra el dolor es la felicidad, y aunque es difícil pillarla, es la más efectiva

viernes, 5 de junio de 2015

Temprano

Desde siempre viviendo de recuerdos, por todo y nada, por seguir o aguantar o sobrevivir. Harto de malvivir del cuento, de dar pasos en falso y de más. Los recuerdos pueden atormentar cualquier alma, y a la vez pueden revivir cualquier cadáver que se hayan agotado sus ganas de vivir.
A día de hoy agradezco los recuerdos, desde aquel último día que arranqué de tus ojos un pequeño haz de luz, para partirlo, para inyectar pequeñas dosis de felicidad cuando más y menos lo necesito. Sobrevivir hoy es insuficiente, necesito más de todo y volverme un gran adicto a los sueños, no seguir por un camino y verlos todos, no reír por gracia y hacerlo por alegría.
He dejado un rastro de esos trozos de luz que te quito, para saber el camino de vuelta siempe. Para no olvidarme de que la felicidad tiene nombre, y que esto y deseando arrancar cada segundo de existencia que pueda. No quiero olvidarte aunque ello suponga la locura.