jueves, 13 de junio de 2013

Nocturnidad

Se agotó el último cartucho, mi inspiración, al traste. Trastes entre los que me siento mejor, trastes que sé que te gustan, trastes que duelen por ti, y entre aquellas cuatro notas salió media melodía que pensaba en ti, en aquel largo paseo que dí solo porque quería estar contigo... Y tu sin saberlo...
Hay días y días, días que son para tirarlos y otros para tirar de ellos hasta estirarlos tanto que se resquebrajen y empiece a salir entre los entresijos un nuevo día. El muro se rompió y empezó a salir lo que tenía guardado.
Guardé sueños, guardé lágrimas, guardé alegrías y te guardé a ti. Entre los pasillos de mi ilusión fuiste vagando hasta hacer trizas cualquier atisbo de cordura, cualquier ápice que me recordase a mi mismo... Y así acabé, esperando un tren inútil desesperado entre la prisa de un mundo que no entiendo. Soy solo un mensajero, y al fin y al cabo no debería decir esto; estoy al borde del colapso y no entiendo, por qué intento luchar contra algo tan grande si no, no me quedan más cartuchos ni inspiración para engañar al cerebro para seguir adelante. Al fin y al cabo, solo estoy gritando en silencio lo que la vibración de las seis cuerdas de mi guitarra intentan expresar a cada pequeño arpegio, que solo hablan de ti, mientras a ti te pitan los oídos, y a mí se me desangran los dedos susurrándote lo que ya sabes.

"¿Y quién fue? quién cantó aquello... solo sé que ahora el calendario pasa las hojas, y deja un extraño sabor a óxido a los días, que no sé encargó la lluvia de lavar mis angustias y a día de hoy pienso solo en delirios. Pero bah, quién se preocupará por un extraño, que no hace más que divagar, que sus locuras son solo, eso, locuras. Quién cree a un loco hablando de poesía"

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