jueves, 22 de octubre de 2015

Luna de octubre

Como siempre, el tiempo viene a recordarnos quienes somos, si fuimos grandes o pequeños, pringados o populares, optimistas o pesimistas. Desde siempre el temporal de octubre me recuerda lo mismo, a la Luna, la que me hablabas, la que inventamos aquellos años de niño, la que queríamos hacer nuestro mundo, nuestra ilusión, y se quedó en arena y aire que se deslizó entre nuestros dedos y la gran distancia que había entre ellos.
Me resultó tan difícil salir de ello, olvidar lo que no puedes y darte cuenta que necesitas asimilarlo, vivir con todos los errores y las consecuencias que traen consigo, la confianza que se pierde, la gente que se va, o simplemente poder decir "adiós".
Con el tiempo perderé la cuenta de los años que van, que se me podrá olvidar con la edad pero te hice decenas de fotografías y formé el cuadro de tus sonrisas, tonterías, tus historias; en definitiva, de ti, y jamás podré olvidarte a ti y que tú y los accidentes me han enseñado a vivir.
Por último decir adiós otro año más y, por supuesto, gracias. Gracias por ser mi necesidad ilógica dentro de mí mundo racional, todos creemos en algo que no se puede demostrar a pesar de que sepamos que no es real, pero nos hace sentir bien, y para mí, sigues siendo tú, que te convertiste en mi luna de octubre, que siempre me vigila.

"Solté el cigarro con una muesca de desprecio en el cenicero, sin cuidado, mezclándose con la ceniza, me quede mirando a aquella botella mientras sonaba aquella canción típica de la cual hay miles de copias en otros estilos casi iguales.
Mientras me fijaba en el bamboleo del líquido en la botella no podía de parar de pensar en ti, si estarías orgullosa, si estarías contenta, si me solucionaría tu simple presencia o una palabra tuya mis problemas.
Seguí mirando la botella cuando me quedé dormido, con un trozo ya infumable de cigarro y la botella a medias, tirado en el sofá y contento de dormir sin pensar en nada.
En mi tranquilo reposo algo me despertó y sentí que algo me acarició el pelo. Cuando pude abrir los ojos juré ver tu pañuelo esfumarse por la ventana, tu pelo corto y el brillo del piercing de tu labio... juré verlo y salí a buscarte, lo único que conseguí fue chocarme con la bicicleta, y una sensación extraña. Dicen que la locura es una enfermedad, pero bendita sea si me hace tener esa sensación.
Sacar algo positivo fue siempre mi especialidad y mi mente me jugó aquel día una buena pasada, me recordó como eras y que siempre estarás cuidándome de mis malas noches.
Locura? Es sólo un chute de sensaciones que te provoca alucionaciones, cada uno que se las administre como quiera y las analice como desee."
Gracias A.