Empiezo el año con algo que tenía escrito desde hace meses en borradores, y siempre me gustó pero me pareció con un rollo tristón y feo, pero bueno, si empezamos el año tristones, podemos mejorarlo más fácilmente. Ahí va:
Me pregunto que pasará cuando todo acabe, cuando pase de todo y nada me importe, cuando por esperar me grite un sueño, un anhelo intrigado entre las muescas de un triste pasado desesperado. Solo tengo sueños, deseos y cicatrices, tanto por superar y por intentar que ya nada pasa. Tanto que perdí habiéndomelo ganado que no sé si merezco el siquiera estar rodeado de nadie. Alguien que destroza a su paso cada huella, solo merece estar rodeado de si mismo.
Me atormento pensando en este temporal, harto de contar granos de arena del reloj que es la jaula de mi vida, entre los huecos de la sábana dejé escrito un mensaje por si alguien quiere publicar una respuesta, pero me desespero con los jirones que nunca conseguí enhebrar en la aguja de mi futuro, intenté dibujar a cada segundo de mi vida un sol para que pudiésemos salir a jugar, pero siempre fue demasiado para mí, y emborroné el cielo para que nada fuese nada, para que todo fuese por su parte, y así me despedí de un futuro, y supiste que fui yo quien emborronó el cielo, pero no supiste que lo hice a propósito
"Entre asfalto y alquitrán encontré una flor, un desvío de mi pensamiento, una rotura constante de mis esquemas, me encontré un reloj de arena que no corre si estoy lejos, que no para de avanzar si estoy cerca. Me disimulo entre algodones de mis resquicios. De peros aprendí a esperar, y de tanto hacerlo desesperé, en mi orgullo me ahorqué, que mi cabezonería no es barata, porque de ella aprendí lo que es perder"